Hoy, un secreto para exprimir bien cada día.
Ya sabes un poquito mejor cuál es mi pensamiento: cuando estés en el trabajo, trabaja.
Y cuando estás despierto, aprovecha el tiempo.
No vaguees.
No pierdas el tiempo.
Hay determinados momentos del día en los que nuestro corazón desea que trabajemos o estemos activos y es nuestra cabeza la que dice:
“déjame en paz corazoncito, déjame descansar un rato”.
Son esos momentos en los que nos entra la galbana, la pereza, la holgazanería…
Puede durar 5 minutos, dos horas o toda una tarde.
Y esto es algo que nos ocurre prácticamente a diario a todos.
A unos por la mañana, a otros a mediodía, otros después de comer…
Ahí va el truco para combatirlo:
10 cafés!!!
No!!! es broma! jajaja!
El truco es crear una tarea que genere un compromiso con otra u otras personas durante esas horas de “desactivación cerebral involuntaria”.
Es muy curioso el poder que tiene una obligación con otros, muy superior al de la obligación con nosotros mismos.
Si quieres adelgazar, hazle la promesa a alguien. A cuanta más gente se lo hagas, más adelgazarás.
En esos momentos valle, esos momentos que cada día sabemos que nos da el bajón, comprométete con alguien para hacer algo.
Si te sueles reunir, haz la reunión a esas horas más complicadas para ti.
Si tienes que llamar a alguien, queda a esa hora marmota.
Si haces deporte, queda a esa hora con otra persona.
Si haces los deberes con tus hijos, hazlos en esos momentos.
Busca y piensa qué motivo, qué excusa ineludible te puedes poner con otra persona para estar activo durante todo el día.
Aun así, un refrán que me he repetido millones de veces y me ha servido siempre:
“la pereza es la llave de la pobreza”.
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