Hoy he llamado a un buen amigo, hacía casi dos semanas que no hablábamos.
Con los buenos amigos hay que hablar, al menos, una vez a la semana.
Aunque sean 5 minutos.
Pero hay que hablar.
El hombre estaba muy ocupado, se le notaba estresado y de mal humor.
Me contaba que lleva una racha “muy mala” de exceso de trabajo.
Él es autónomo y trabaja solo.
Todos hemos estado muchas veces como él y gestionarlo es complicado.
La mejor forma de aplacarlo, a priori, es sencilla: trabajar más horas.
Pero también es la peor forma.
Podemos entrar en un bucle y si ese exceso de trabajo se alarga en el tiempo nos quitará horas de sueño, tendremos mucha carga mental y todo sumado nos provocará que nuestro rendimiento baje.
Somos máquinas.
En UCEPSA en un determinado momento podemos hacer que las máquinas trabajen a todo gas, pero no por mucho tiempo pues se acabarían quemando.
Nosotros somos iguales.
Máquinas.
Podemos ir unos días, unas semanas a tope, pero luego necesitamos ir más despacio.
Por suerte, el problema de mi amigo es temporal.
Si tuviera que estar al límite durante meses o años lo más seguro es que su salud se vería seriamente perjudicada.
No merece la pena.
Mi recomendación no solicitada fue la de buscar calidad de trabajo y no cantidad.
El tío se mete en mil asuntos y ese es su punto débil.
Además tiene muchas distracciones que le obligan a trabajar más que Melchor la noche de Reyes.
Le dije que debía focalizar sus esfuerzos en lo que mejores resultados le dé.
Dejar a un lazo los trabajos de menor calidad.
Dejar de hacerlos.
Y dejar de hacer lo que le roba tiempo para hacer lo importante.
Vuelvo a hablar de optimización, y una buena forma de optimizar y buscar la calidad laboral es dejando a un lado las actividades que podamos prescindir de ellas.
Siéntate 10 minutos, en silencio, piensa qué puedes dejar de hacer en tu trabajo que haces cada día.
Piensa en esas labores que te roban tiempo y que podrías dedicar a otras con mayor beneficio y resultados.
Hazlo una vez al mes, agéndatelo: «Pensar qué cosas debo dejar de hacer en el trabajo porque son improductivas y me roban tiempo».
En pocos meses notarás unos resultados más que excelentes, te lo aseguro.
Tu tiempo se habrá multiplicado.
Algunos ejemplos pueden ser:
- Limitar el uso del móvil en el trabajo (WhatsApp, Redes Sociales, juegos móviles…)
- Limitar al máximo la duración de las llamadas telefónicas y hablar de lo estrictamente profesional sin divagar en temas improductivos (clima, política, fútbol,…).
- Limitar las reuniones con clientes y compañeros de trabajo.
- Limitar la duración de estas reuniones, siempre.
- Aprovechar los trayectos en coche o transporte público para formarnos. Si conduces aprovecha y escucha podcasts. Si vas en transporte público lee libros de tu interés, lee artículos y webs relacionados con tus qué hacerse diarios,..
- No fumar en el trabajo. Ganarás salud y tiempo.
- Ponerse horarios. No te permitas tener hora de entrada pero no de salida. Es improductivo y nos lleva a la procrastinación al ver que tenemos muchas horas por delante.
Y podría seguir, pero cada puesto de trabajo, cada actividad, tiene sus agujeros de pérdida de tiempo e improductividad tremendos.
Evítalos y haz que los eviten tus compañeros.
En el trabajo, se trabaja y se hace con calidad.
4 horas de trabajo son 4 horas de trabajo al máximo nivel.
No son 2 horas de trabajo, 1 de teléfono y 1 de redes sociales, WhatsApp y leer la prensa…
Mi amigo esto no lo sabe, no se lo he dicho tan claramente.
Espero que cuando lea este email lo empiece a hacer y ojalá, muchos de vosotros, os sintáis identificados con él.
Será una buena señal de que reconocemos nuestros errores.
Pasa una gran semana.
Deja una respuesta