Hoy es 21 de septiembre, empieza el otoño.
Bueno, en la tele han dicho que empieza mañana, pero yo siempre oí que empezaba el 21 de septiembre.
Nos vuelven locos.
Hoy os voy a contar una pequeña historia que es más que interesante.
Alguien me dijo un día: “En España cometemos muchos errores cuando utilizamos el verbo ser o el verbo estar”.
No entendí nada.
Siguió: “Siempre decimos “nuestra empresa no es competitiva”, deberíamos decir “nuestra empresa no está competitiva”.
La frase suena hasta mal (y gramaticalmente seguramente lo esté, no soy de la RAE), pero él me lo aclaró.
La diferencia entre el verbo ser y el verbo estar es clara, “ser” sirve para indicar un estado que no se puede cambiar (soy alto), pero el verbo ”estar” indica algo temporal que sí se puede cambiar (estoy cansado).
Es importante saber esa diferencia.
Saber claramente lo se puede cambiar y lo que no.
Decimos que “nuestra empresa no es competitiva” por poner excusas, la mayoría malas excusas. Que si la competencia tiene mejores medios, que si la maquinaria es antigua, que si mi compañero fuma en pipa, que si mi abuela canta en un coro…
Sin embargo “nuestra empresa no está competitiva” sí indica algo que podemos cambiar, está en nuestra mano hacerlo.
Y esto se puede transpolar a cualquier asunto de nuestra empresa o de nuestra vida.
El clásico de “es que yo soy gordo”… no, tú estás gordo… y en tu mano está “estar delgado”.
Sepamos claramente si es algo que “es” o que “está”.
Fuera excusas.
“Ser o estar, esa es la cuestión”.
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