Hoy os voy a hablar de algo que aprendí en mis tiempos de empleado, hace ya unos cuantos años.
Las quejas en el trabajo.
No hablo de las quejas de clientes por algún problema de servicio o de producto.
Hablo de quejas en el trabajo.
La típica queja de un compañero al jefe.
De un compañero a otro compañero sobre el jefe.
Un jefe a otro jefe.
Y así, la rueda sigue…
¿Sirven para algo las quejas entre trabajadores de la misma empresa?
No. Pero es mi opinión.
Desde mi punto de vista las quejas son enemigas de las soluciones y solo sirven para perder el tiempo.
La típica queja de un trabajador al jefe:
- “Pepito ha llegado tarde”
o…
- “Juanita sale a fumar cada media hora”
o…
- “Fulanito se escaquea todo el rato de sus labores”
De un jefe al trabajador:
- “Monolito, esto lo has hecho mal”
- “Ricardito, como vuelvas a decir eso a un cliente te buscas un problema conmigo”
etc. etc. etc.
Las quejas lo único que hacen es, que perdamos tiempo.
¿Por qué en vez de quejarnos y perder tiempo quejándonos, lo empleamos en buscar la solución?
Las quejas son destructivas, por un lado puede destruir la relación entre compañeros. Cuántos casos conozco de compañeros que no se llevan bien porque saben que uno o el otro es un quejica y siempre está quejándose al jefe.
Hablar con el jefe para criticar y quejarse de un compañero es lo más ruin que se puede hacer. ¿No será mejor que lo arreglemos entre compañeros y no molestemos al jefe como si estuviéramos en primaria?.
He conocido casos realmente desagradables de compañeros que no se hablaban por tonterías que podrían haber solucionado en 5 minutos.
No es agradable ir a trabajar donde hay un compañero al que no podemos ni ver… ir a trabajar puede convertirse en una tortura.
5 minutos: sentarse juntos, hablar del problema y buscar la mejor solución.
Y las quejas son destructivas por otro motivo, ¿quién no conoce la clásica persona con la que hablas y siempre está criticando a los demás?, ¿acaso no nos criticará a nosotros cuando no estemos?. Por supuesto que lo hará. No hay duda de ello.
En el caso del trabajador quejica, claramente se va a quejar de todo el mundo. Es el clásico trabajador que entra en una dinámica de queja constante. El resto de los trabajadores le van a apartar porque saben que se queja de todo y de todos. Peligro.
Es normal que alguna queja pueda surgir cuando se trabaja en equipo, quizá porque unos se implican más que otros, quizá porque estamos un montón de horas todos los días con las mismas personas y cualquier cosa nos molesta: que no cierre la tapa del inodoro, que haga mucho ruido al escribir con el ordenador, que su colonia no guste o que respire muy fuerte. Pequeños detalles que terminan afectando en nuestros objetivos, a los objetivos de la empresa que nos lleva el pan a nuestra mesa.
También ocurre al revés, que son los jefes los que se quejan de sus empleados. Se quejan constantemente al empleado o acuden al director para hacerle saber que un empleado no está cumpliendo con x asunto. Error… ¿por qué no lo solucionas directamente con el empleado?. Quizá el motivo sea que no ha recibido las indicaciones pertinentes, o que necesita un par de días más de formación, o quizá haya sido un despiste que con 4 minutos hablando con él se soluciona.
Busquemos la solución, no perdamos el tiempo quejándonos.
Os dejo algunas soluciones prácticas para acabar con las quejas:
- Poner a la vista un cartel, o varios, visible para todos los trabajadores que diga “NO TE QUEJES”. Y debajo en pequeño: “¿Tienes un problema? Busca la solución, no te quejes.”
- Hacer público a nuestros compañeros que estamos en modo de “NO QUEJA” y que vamos a ser más resolutivos.
- Conocerse a uno mismo y saber qué situaciones son las que provocan que nos quejemos. Cuando lleguemos a esa situación de queja, no te quejes. Evítalo.
- Cambiar el chip de nuestra cabeza. Ponernos como reto no quejarnos nunca más y solo tratar de buscar la solución.
Si nos damos cuenta de que nos estamos quejando lo ideal es parar en seco y recordar el cartel de “NO TE QUEJES” y a por la solución.
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