Resultados tras experimentar con el sueño.
Rara noche duermo mal, tengo suerte heredada de mi madre y me duermo rápidamente y descanso bien.
Pero te contaré la historia de una pareja que tuvo mellizos y, si sois papás, sabréis que el sueño en esos primeros meses con el bebé vale más que el oro.
Esta historia, por supuesto, es transpolable a nosotros, los trabajadores.
El papá contaba su experiencia tras tirarse varios meses durmiendo 5 horas y a trompicones.
Tras hacer varios experimentos su primera conclusión fue que, si llegaba despejado a la cama para irse a dormir, descansaba más.
¿Pero a qué se refiere con “llegar despejado a la cama”?.
Se refiere a:
- “Cabeza despejada”: irte a dormir con todo organizado para el día siguiente. Ya sabéis, anotar todo lo que tenemos que hacer al día siguiente y cuánto lo tenemos que hacer.
- “Estómago despejado”: irte a dormir haciendo cenado de forma muy ligera y con la digestión hecha. Por supuesto, nada de alcohol.
- “Ambiente despejado”: irte a dormir a una habitación sin malos olores. Con la temperatura e iluminación ideal para ti. Sin ruidos (quitar alarmas del móvil que no proceden, ponerlo en silencio,…).
- “Estímulos despejados”: evitar cualquier estimulación media hora antes de dormir que nos complique la conciliación del sueño como uso del móvil, ver el correo electrónico o el WhatsApp, ver la tele, leer un libro que nos reactive o incluso hacer una actividad física.
Hay más técnicas, seguro que tú tienes alguna.
Pero estas creo que nos vienen bien a todos y nos ayudarán a tener una muy buena calidad de sueño.
Feliz 2021 y a dormir bien cada noche.
Por cierto, el jueves volvemos de nuestras vacaciones navideñas, cualquier cosa ya sabéis: 91.871.03.46.
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